Por: Zaira Rosas
zairosas.22@gmail.com
Cuando se trata de desarrollo tecnológico,
manejo de información y transparencia de datos existen dos tipos de personas,
los conservadores y los liberales. Este tipo de grupos se presentan en torno a
cualquier temática, pero cuando de información y tecnología se trata dichas
opiniones dentro de los mismos se diversifican. Hay personas que consideran que
todo debería ser público, que el conocimiento de la información de
absolutamente todo y todos debería estar permitido, otros consideran que esto
invade la delgada línea entre lo público y lo privado, se mantienen en un
equilibro entre los conservadores y liberales, pero también están los que
quieren ocultar el mundo a otros, porque la información mal empleada o mal
interpretada puede generar daños terribles.
Sea cual sea la opinión que cada uno de
nosotros tenga, lo cierto es que el uso de datos puede generar múltiples
consecuencias. Creo firmemente que la información es poder, lo cual no significa
que siempre saber algo nos haga poderosos, a veces el que sepamos le da poder a
otros, tener el control de lo que sabemos de otros o lo que otros saben es una
de las mayores ambiciones de empresas y gobiernos, porque así de manera literal
podrían manejar el mundo, sin embargo el boom tecnológico al que nos
enfrentamos en la actualidad ha dificultado la regulación de datos, la
delimitación adecuada entre esferas que puedan protegernos, pero ¿realmente
queremos tal protección?
De manera frecuente surgen escándalos o
discusiones por datos que alguien considera no deberían darse a conocer o por
cómo fueron manejados, del mismo modo que surgen debates por falta de
transparencia en la información. Personajes como Edward Snowden han intentado
hacernos reflexionar sobre el valor de nuestra información, de cómo es
utilizada por algunos gobiernos, principalmente en estados unidos, casos como
el espionaje con Pegasus nos pusieron la piel chinita un tiempo pero de
inmediato ignoramos las repercusiones de ello. Recientemente Snowden desarrolló
un sistema que invertiría el espionaje, si el gobierno tiene derecho a saber
todo de sus ciudadanos ¿no debería ser a la inversa?, dicha creación desató
opiniones polarizadas en el mundo y con justa razón pues conocer todo lo que hace
nuestro gobierno es indispensable pero hay asuntos que son estrictamente
confidenciales con la finalidad de protegernos, o al menos eso se nos ha dicho
desde el principio de los tiempos.
Iniciamos el año con dos escándalos
mediáticos, el primero fue por una de las figuras más conocidas en el ámbito
socio digital, una estrella de internet decidió acudir a uno de los bosques más
famosos de Japón donde cada año decenas de personas se quitan la vida, por lo
que el bosque Aokigahara es conocido como el bosque de los suicidios, ahí Logan
Paul grabó un video mientras se topaba con un cadáver mismo que de inmediato
retiró de la red debido a las fuertes críticas, posterior al evento el Youtuber
se disculpó alegando que no había subido el contenido buscando burlarse sino
hacer reflexionar a otros sobre el suicidio, de igual forma recalcó que al
grabarse en todo momento de su vida pueden existir hechos que otros interpreten
de forma distinta a lo que él quería comunicar.
Otro suceso de gran revuelo en las fechas fue
la publicación del libro que Trump no quiere que leas, el simple hecho de
catalogar a una obra como prohibida llena de intriga a otros y lo ha vuelto la
publicación más vendida. El actual Presidente de los Estados Unidos señala que
todo lo escrito en la obra es falso, que hay datos que no deberían estar ahí,
mientras tanto el autor recalca que ese libro puede representar el fin de su
mandato. No es la primera vez que un libro daña la imagen de un funcionario, ha
pasado en México y en muchos otros puntos, sean verdaderos los hechos o no, la
información genera opiniones.
En ambos casos encontramos puntos en común,
el libro o el video son solo datos, es el uso o la interpretación de los mismos
lo que trae grandes repercusiones. Podemos poner a disposición de todos, la
infinidad de datos y conocimiento que exista, no obstante aún no estamos
preparados para saber actuar después de tenerlos, existe quien a través de los
datos aprende y mejora, pero también hay personas que lucran o destruyen
gracias a información que quizás nunca debieron conocer. La transparencia está
surgiendo en distintos ámbitos, es un hecho que las personas cuando se sienten
observadas actúan diferente, generalmente tienden a ser mejores, por eso en
redes sociales compartimos lo mejor de nuestras vidas aquello que nos posiciona
de determinada forma, pero quizás inconscientemente estamos dando a conocer más
de lo que creemos.
A partir de ahora reflexionemos un poco sobre
lo que otros comparten, lo que escuchamos, lo que se nos dice y sobre todo analicemos
con más detenimiento qué estamos compartiendo nosotros, los usos de esos datos
y las repercusiones de los mismos, la información sin duda es poder ¿pero quién
tiene realmente el poder en estos momentos?.
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