La autodefensa en Michoacán y una sociedad cansada del miedo, abusos y pobreza.
Una
sociedad subyugada por la delincuencia organizada, cansada de la
zozobra de pensar que cualquier día puede ser el último de su
existencia, es capaz de organizarse, sin importar la diferencia de
clases, para hacer valer aquella máxima constitucional que determina que
“la soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo”
artículo 39 de la Constitución Mexicana.
El
pueblo michoacano durante décadas fue olvidado, dejado a su suerte por
el gobierno federal, por eso es prioridad del nuevo gobierno del
presidente Enrique Peña Nieto brindar toda la atención y el apoyo a las
zonas de conflicto con la delincuencia organizada, no sólo en Michoacán
sino en todos aquellos lugares del país donde se requiere la mano firme
del Estado mexicano en apoyo de la sociedad civil.
La
presencia del Gobierno Federal en el estado de Michoacán
está generarando un sentimiento de protección, de orden, pero sobre
todo de supremacía de las fuerzas del Estado mexicano sobre cualquier
grupo de la delincuencia organizada o de cualquier grupo que intente ser
una fuerza amenazante para la paz pública y la seguridad nacional.
Muchos
esperamos que la coordinación entre los tres niveles de gobierno
permitan disminuir la violencia en ese punto del país, como atinadamente
ha venido sucedido en Veracruz.
Si
bien existe la sospecha que la delincuencia organizada está apoyando a
los grupos de autodefensa. Hay voces que solicitan que éstos cooperen
con el gobierno, se integren a la lucha por las vías institucionales,
que el Estado actúe rápido y se haga lo necesario para velar la
integridad de los ciudadanos.
Los
problemas de una tierra olvidada durante años no pueden resolverse de
la noche a la mañana, pero si tienen solución cuando gobierno y
ciudadanos hacen frente común para combatir sus orígenes y causas. El
presidente Peña sabe que en Michoacán, como en otros lugares de México,
del gran problema que representa la delincuencia organizada, pero
también el hambre, la pobreza y la falta de oportunidades para vivir
dignamente.
Las
opiniones sobre lo que representan los cuerpos de autodefensa en
Michoacán pueden ser diversas, pero no debemos viciar nuestra opinión.
Debemos tener en perspectiva lo que implica decenios de sacrificios para
construir la institucionalidad y legalidad en nuestro país.
La
situación en Michoacán deberá resolverse en el corto plazo con la
cooperación de los tres niveles de gobierno, está en juego la seguridad
pública, la seguridad nacional y comprometida la imagen que durante el
año pasado reconstruyó el gobierno federal hacia el exterior para
hacerse atractivo al capital privado en beneficio del desarrollo
económico nacional.
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