Ángel Lara Platas
A los dirigentes del PRI les queda bien claro que a pesar de la cómoda ventaja
de su candidato respecto a sus oponentes, el camino electoral se está viciando
a niveles alarmantes por algunas variables contrarias a la legalidad de los
comicios. Pero lo más delicado de todo esto es que, diputados de la corriente
opositora al PAN, aseguran que los misiles que llevan como blanco preferido al
PRI y al PRD, están saliendo por la puerta principal del edificio más
resguardado de la calle Constituyentes, de la Ciudad de México.
El Partido de Acción Nacional está dando la impresión de ser un partido
rijoso, con estrategias que contradicen los fundamentos ideológicos que le
dieron origen. El auténtico panismo, hasta antes que apareciera sobre la cabeza
de Vicente Fox la aureola presidencial, consideraba la intervención del pueblo
en el gobierno como la parte fundamental de su doctrina política.
Para ellos, la democracia era el principio de la más alta inspiración.
El discurso panista se escuchaba nutrido de conceptos de equidad, igualdad
y progreso.
A doce años de distancia, el dicho y los hechos caminan en sentidos
opuestos.
El gobierno en turno, como mirando un punto en la oscuridad, ha sustituido
la congruencia política por las leyes de la justicia. Da la impresión, por los
muchos ejemplos, que ahora se gobierna con el Código Penal en la mano izquierda
y Los (nueve) Mandamientos de la iglesia católica en la derecha.
Al principal huésped de Los Pinos, no se le ve espíritu capaz de abstraerse
de las tentaciones de la perpetuidad en el poder, a través del manipuleo
electoral.
El Revolucionario Institucional, por su parte, no está dispuesto a ceder
sin lucha su rosario de fortalezas. Ante el embate del supremo poder, nadie
negará que viva ratos de extrema preocupación.
Las semanas previas a la jornada electoral, se adivinan difíciles y
desdeñosas para el PRI, a pesar que es el de mayores posibilidades de conseguir
el triunfo.
La severidad agresiva pareciera ser la constante. La guerra mediática y las
descalificaciones podrían estar etiquetadas para confundir a los electores. En
esta parte también se inscribe el juego de las adivinanzas y las atinadas que
han venido a sustituir a las preguntas serias y con sentido periodístico.
Mientras tanto, la razón política posa sentada en su sillón judicial.
Para hacer frente a los espíritus belicosos que yacen apostados en la acera
opuesta, el PRI se pertrecha con sus mejores hombres y mujeres, que hayan
destacado por mejor hoja de servicios.
Por ejemplo, en el equipo de Peña nieto ya se encuentra operando Heriberto
Galindo Quiñones, que entre sus cargos destacan: Director del CREA, Senador,
Embajador de México en Cuba, Delegado del CEN del PRI en varios estados de la
República y Director de la Revista La República, órgano oficial de su partido.
Un dato que recogió la historia reciente de México, es que cuando
asesinaron a José Francisco Ruíz Massieu, aquel 28 de septiembre de 1994 en la
calle La Fragua, lo acompañaba en su vehículo el también Diputado Federal
Heriberto Galindo Quiñones.
Se recuerda su estrecha relación de amistad con el ex candidato
presidencial Luís Donaldo Colosio Murrieta.
Ahora le toca poner a prueba su experiencia como operador político, que
bien aplicó como negociador de los asuntos difíciles en la Cámara de Diputados.
Por su cercanía y relación de aprecio con destacados periodistas de medios
nacionales, Heriberto Galindo integró un grupo que en el medio periodístico se
le llamó jocosamente como: Chilorio Power. Seguramente algo que ver con un
platillo de Sinaloa, su tierra.
De ese grupo de distinguidos comunicadores, tres permanecen al lado del
candidato priista Enrique Peña Nieto: David López, al frente de las tareas del
equipo de comunicación social; y Pascual Cervantes y Héctor Lie Verduzco, de
amplio prestigio, colaboran en tareas específicas como profesionales del periodismo.
En ese equipo destaca la presencia de una mujer, que por su trayectoria en
la administración pública, la política y la diplomacia, podría alcanzar altos
niveles de calificación entre la militancia roja: Beatriz Paredes Rangel.
Beatriz –o Betty-, también fundadora de la agrupación de jóvenes priistas “Movimiento
de la Juventud Revolucionaria”, fue Diputada, Senadora, Gobernadora de
Tlaxcala, líder de la CNC, Presidenta del CEN del PRI, Embajadora en Cuba,
entre otros muchos cargos. Ahora forma parte del equipo de trabajo de Peña
Nieto. Por cierto, cuando joven, como reconocimiento a sus elevadas aptitudes
políticas, recibe del profesor Carlos Hank González un coche Mercedes Benz para
su uso particular.
Otro personaje que abona el terreno peñista con buen fertilizante, es
Héctor Guevara Ramírez. En su currículo aparece: fundador del Movimiento Nacional
de la Juventud Revolucionaria, Regidor, Subsecretario de Gobierno, dos veces
Presidente Municipal de Coacalco, Estado de México, e igual número como Diputado
Federal. Ahora se desempeña como Delegado del CEN del PRI en Durango.
Aún así, el camino está lleno de abrojos.
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