SILENCIO OBEDIENTE
Ángel Lara Platas
Vaya que los del IFE son de mecha corta. Tienen poco tiempo de haber
arrancado formalmente el proceso electoral, y ya colocaron esparadrapos en la
boca de los candidatos.
Dicen que tanta palabrería y discursos en tono tan alto, y el temor que los
candidatos lleguen a las manos, los traían ya muy alterados. Por eso la
necesidad del silencio obligado. Tienen razón, no es recomendable entrarle de
golpe a la chamba después de tres años de baja presión: los nervios se alteran
y la mente se obnubila.
No vaya a ser que en un ambiente tan enervado, los dueños del IFE nos den
la sorpresa de algún otro acuerdo al calor de las ocurrencias. Qué mejor que
una distensión de cuarenta y cinco días.
Pero los candidatos, que ya traían el paso redoblado, parar de golpe les puede
afectar su salud política y, lo peor, desaparecer temporalmente de la memoria
de los votantes. Eso tiene sus riesgos.
Por esta razón, en los mentideros políticos dan cuenta de los planes de los
aspirantes a la corona presidencial, sobre lo que cada uno va a hacer durante estas
semanas de silencio impuesto.
Por ejemplo, dicen que doña Josefina estará muy ocupada haciendo rounds de
sombra en su ring particular, para que feneciendo el plazo tenga la destreza
para un buen descontón que mande a la lona a sus oponentes, junto con sus querindongos
seguidores.
Los mismos aseguran que la candidata tendrá tiempo para ensayar algunas
frases que le han sugerido, de esas que resultan más demoledoras que un gancho
al hígado.
Algunos de sus colaboradores se muestran contentos porque tendrán tiempo
para hacerle algunos comentarios –en voz baja y casi sin mover los labios-, como
la conveniencia de modificar su discurso para que no parezca copia fiel de los del
Presidente Calderón, por aquello de que ya no venden.
De paso, intentarán convencerla de que crecería destacadamente en las
encuestas si, de plano, se faja la falda o los pantalones –según lo que vista
en ese momento-, para marcar sana distancia con su jefe político, aprovechando aquel
desaire que dicen que le hizo en una comida a la cual no había sido invitada.
Por su parte, Andrés Manuel tendrá varias tareas que llevar a cabo. Por
ejemplo, buscarle otro nombre a la quinta donde se iría a radicar el resto de
sus días si llegase a perder la elección. La impronunciable palabra que sin
rubor alguno salió de su garganta y que le dio la vuelta al mundo en las redes
sociales, no sería la más sugerible para bautizar una quinta, menos aún cuando
se trata de una herencia familiar.
Igual que a doña Jose, sus asesores le recomiendan que estas semanas de
abstinencia verbal los ocupe para controlar más sus emociones, y evite hasta
donde le sea posible que de su boca salgan frases sin pasar por la aduana
cerebral, particularmente las de tono beligerante e incendiario.
Al contrario, que busque argumentos para convencer al electorado de que ya
no es lo que fue.
Claro, aprovechará el receso para comprarse más trajes Brioni –los más caros del mundo-, porque los
que tiene ya están muy vistos. Sus asesores de imagen le recomiendan no repetir
trajes ni corbatas ante empresarios.
Sin embargo, el que más actividades privadas tendrá en este periodo de veda
electoral será Enrique. Su lugar como puntero en las encuestas lo coloca como
el blanco preferido de los peñazos que le lanzan desde los otros cuartos de
guerra, y también de Los Pinos.
En estos días, Peña instruirá personalmente a los responsables de las
tarjetas informativas con los datos precisos, para salir airoso en sus
encuentros con la prensa.
Con su equipo de imagen, analizarán la posibilidad de cambiar sus corbatas
rojas por otras de color diferente, porque da la casualidad que ese color es identiquito
al del chaleco que les colocan –para la foto- a los detenidos por las
autoridades federales.
En agenda estarán las sigilosas visitas a centros comerciales y tianguis
para checar como andan los precios. Lo mismo con los costos de los pasajes y
los boletos de entrada a los cines populares. Igual con los precios de la
gasolina con todo y su incremento semanal; y, de paso, enterarse del sermón del
anterior domingo en la Catedral. No más para salir airoso de las preguntas
reporteriles. Si le queda tiempo, buscará otro peine que le abulte menos el
pelo.
Y como es el preferido en las encuestas, los chicos de la nueva titular de
la FEPADE Imelda Calvillo Tello, no le quitarán la vista de encima para checar
que su saludo no tenga ademanes triunfalistas; que su paso no lleve donaire de
ganador; y que su mirada no contenga coqueteos electorales.
Al que deberían permitirle que soltara la lengua un poco es a Gabriel Quadri
–candidato por el PANAL-, para que la gente lo conozca un poco. Al fin y al
cabo, haga lo que haga, la gente ignorará que se trata del alumno más
aventajado de la profesora Elba Esther.
Cualquier desacato de los candidatos (sí, los varones), se las verá con la
severidad de doña Imelda que -como aprendió PGR-, para eso sabe pintarse sola.
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